En uno de los Consejos de Playspace surgió la propuesta de realizar un Máster en Administración de Empresas (MBA). No tenía muy claro los conocimientos específicos que iba a aprender y si ya los había adquirido fruto de la experiencia, pero sí creía que vivir dicha experiencia me ayudaría a amoldarme al crecimiento de la empresa, a superar mis carencias y ampliar mi visión empresarial. El respaldo de los socios es el que me convenció a dar el paso.
Desde dicho momento, y aún durante el transcurso del máster, me surgieron dudas de todo tipo. También me llegaron distintas opiniones de familiares, amigos y conocidos: ¿Podría yo estudiar y gestionar la empresa al mismo tiempo o perdería el foco?, ¿Qué me aportaría a estas alturas un máster de estas características? Además, comentarios como “eres un masoca emprendiendo y estudiando a la vez”, u opiniones del tipo de “¿de verdad te va a aportar algo un MBA?” me motivaron entonces y ahora me han animado a escribir este artículo.
¡Hombre!, pues un poco masoca sí que soy, pero estaba convencido de que el curso algo me aportaría. Soy de esas personas que creen en el refrán popular de que «el saber no ocupa lugar», me gusta aprender de las experiencias de los demás y también tratar de superar mis carencias. A ello debo añadir que, en el entorno de incertidumbre en el que nos encontramos debido a la revolución digital, es muy importante la formación continua para seguir desarrollándose profesionalmente.
Y así lo hice. Asumí el reto personal y profesional de estudiar el Máster de Administración de Empresas (MBA). Y, teniendo en cuenta recomendaciones y prestigio además de otros factores como la localización, me matriculé en el Instituto de Empresa de Madrid, donde por razones de compatibilidad elegí el curso de Executive MBA, también conocido como EMBA. Y fue necesario viajar desde Mallorca a Madrid todos los fines de semana, lo que supuso para mí un esfuerzo adicional tanto mental como físico.
Al principio me dominó una sensación extraña pero, después de algún tiempo, pronto me habitué a la doble estancia en las dos ciudades. Entraba y salía del avión como si de un autobús se tratara, caminaba por los aeropuertos a “ojos cerrados” y ocupaba casi siempre el mismo asiento en todos los viajes donde además coincidía con otros pasajeros en situaciones similares. Utilizaba estos viajes para terminar de leer los famosos casos prácticos de cada semana y aprovechaba la mañana de los viernes para hacer las reuniones de empresa. Eso sí, los domingos eran sagrados: vuelta a Mallorca y día de descanso.
Siento que los estudios y el trabajo, además de los viajes, mantuvieron alejados durante nueve meses, a mis amigos y a mi familia y olvidados a mis compañeros. Sin embargo, una vez que he vuelto el rostro sobre aquella experiencia, me he dado cuenta que los grandes héroes del MBA fueron mis compañeros con hijos. Ellos compaginaron hijos, trabajo, estudios… y ¡sacaron nota!
Durante el primer trimestre la ilusión de todos superaba al esfuerzo y al tiempo dedicado al estudio. Era el momento de conocernos y habituarnos a los métodos de trabajo. Esta ilusión hizo que el grupo de trabajo y la dedicación fueran especiales. Leíamos y estudiábamos hasta el pie de página de los casos prácticos…. Buscábamos la perfección.
Pero ya en el segundo trimestre nos dimos cuenta de que no se podía hacer todo perfecto. Había que priorizar, descartar y delegar así como ocurre también en otros ámbitos de la vida. Éste ha sido uno de los aprendizajes subjetivos del máster que nada tiene que ver con la programación o la materia de las asignaturas, sino más bien con la metodología del aprendizaje. Y también en este período empezamos a conocernos mejor. Con ello la coordinación de los trabajos en grupo se hizo mucho más fluida. El viaje a Segovia nos ayudó mucho en estos avances.
En el tercer trimestre hubo que doblar el esfuerzo. Por un lado había que continuar con el desarrollo de las asignaturas y por otro gestionar la creación del proyecto final del máster. Ello exigía dos grupos de trabajo: uno para las asignaturas y otro para el proyecto (Business Plan). En esta situación, era muy importante la buena gestión del tiempo y de las personas a fin de superar las presentaciones, los exámenes, las entregas finales… y los inevitables asomos de estrés.
Y por fin llegó el momento. Julio. Ante el tribunal de profesores y expertos llevamos a cabo la presentación final del proyecto y nos graduamos. El acto de la graduación fue muy emotivo. Éramos conscientes de que todo había terminado pero también sentíamos que en nuestra memoria quedaban las emociones de unos cuantos meses compartidos.
Y ahora, algunos meses después de la finalización del MBA, me he detenido a reflexionar para dar respuesta a las cuestiones planteadas al comienzo de este artículo.
- Me he conocido a mí mismo. El haber llevado mi cuerpo y mi mente a límites de esfuerzo, me ha hecho consciente de mis limitaciones, de qué puedo hacer, de cuándo debo descansar, o cuándo debo pedir ayuda…Muchas veces tratamos de hacer todo nosotros cuando hay personas más capacitadas dispuestas a ayudarte. He descubierto, además, cuáles son mis debilidades tanto en el ámbito profesional como personal y he aprendido a fortalecerlas. Y la experiencia de trabajo compartido con compañeros de diferentes aptitudes y actitudes me ha llevado a encontrar otros mundos en los demás y también en mí. He aquí otro aprendizaje muy valioso del máster.
- He ampliado mi forma de pensar. Compartir entre los compañeros los diferentes puntos de vista de técnicos, de financieros, de expertos en marketing u otras áreas a lo largo del período de las clases y en los casos prácticos me ha llevado a descubrir otras formas de pensar y de ver la realidad de las cosas. Con frecuencia los técnicos nos creemos únicos, pero si hay algo que en el máster hemos aprendido es que no existe una única solución en la resolución de un problema. Lo importante es justificar el camino elegido así como su ejecución.
- He hecho amigos para toda la vida. Amigos en lo personal y en lo profesional. Son personas con ambiciones y con objetivos empresariales y profesionales similares a los tuyos que harán, si está en sus manos, todo lo posible en ayudarte y beneficiarte. Diversas situaciones de solicitud de ayuda personal y profesional entre compañeros ya se han vivido durante estos nueve meses. Y debo añadir además que estos sentimientos de unión y compañerismo han sido siempre reforzados por personas generosas como nuestro delegado, que siempre supo estar con el grupo. Espero que de nuestra promoción salgan varios emprendedores y podamos sus compañeros acercarnos a ellos para ayudarles. De hecho, un pequeño grupo de compañeros hemos invertido en una iniciativa de unos emprendedores de Mallorca para crear la primera videoconsola española, SmachZ.
- He reforzado mi visión de futuro. El haber confrontado y analizado constantemente ideas de negocio con los compañeros y profesores tanto en las clases como en los desayunos de los sábados a las 8 de la mañana, siguiendo el espíritu emprendedor del máster, así como las discusiones en los casos prácticos sobre el éxito y los fracasos de empresas, teniendo en cuenta diferentes puntos de vista (gestión, marketing, financiero, cultura, etc.), me han permitido reforzar mi visión de hacia dónde dirigir el rumbo.
- La inteligencia social es más importante de lo que pensamos. Quizá por nuestra cultura o por influencia de nuestro sistema educativo, tradicionalmente hemos marginado las aportaciones sociales. Hemos creído que aquellas personas que dominan un tema o mejor resuelven los problemas de matemáticas son los más inteligentes y no hemos considerado adecuadamente la inteligencia social. Durante el máster he reforzado aún más la idea de que el diálogo entre las personas, la gestión de las mismas, de sus egos, avaricias y egoísmos, sus incertidumbres y estados de ánimo son fundamentales para obtener el éxito.
- La brecha digital es más grande de lo que creía. En mi ámbito personal y profesional me rodeo de personas digitales, que viven a la última en tendencias y que comparten la visión de todo en la nube, trabajo colaborativo, información distribuida, software libre, todo «as a service», etc. El compartir nueve meses de trabajo con compañeros que no comparten la misma visión sin duda ha creado riqueza en las discusiones con diferentes puntos de vista, pero también me ha hecho consciente de que la brecha digital es más grande de lo que pensaba. Las nuevas generaciones no usan el botón «guardar» porque no es necesario e incluso algunos no han oído hablar en su vida de herramientas como Outlook. Debemos estar preparados para dicho cambio por lo que considero éste un factor importante a tener en cuenta para las futuras promociones de MBA.
Espero que este artículo ayude a personas indecisas para dar un paso adelante en el estudio de un máster. A mí este máster me ha aportado muchísimo y espero aplicarlo poco a poco en todos los ámbitos de la vida.
No quiero terminar sin agradecer a mis socios de Playspace el apoyo y el ánimo que me han prestado para estudiar este MBA y también a mi familia, a mis amigos y compañeros de trabajo los cuales me han soportado y ayudado durante estos nueve meses tan intensos.